¿Qué dice Elena G. de White sobre la oración?

¿Alguna vez has tenido una carga que simplemente tenías que contarle a alguien, pero tenías miedo de ser juzgado si lo hacías?

No tenemos que tener ese tipo de temor cuando se trata de hablar con Dios, una práctica espiritual llamada oración. Elena G. de White, una figura importante en la Iglesia Adventista del Séptimo Día y una prolífica escritora, describió la oración como hablar con Dios de manera personal. Él es el amigo a quien podemos contarle todo.

Para ver lo que Elena de White enseñó sobre la oración, cubriremos:

Primero, echa un vistazo a este resumen de sus enseñanzas sobre la oración.

Comentarios de Elena de White sobre la oración

Elena White enfatizó la oración como una forma de mantener abierta la línea de comunicación entre Dios y nosotros, construyendo cercanía con Él. Nos trae paz y nos fortalece cuando somos tentados a creer las mentiras del diablo o ceder a alguna tentación.

Así como hablarías frecuentemente con un amigo para mantener fuerte tu relación, la oración frecuente te mantiene cerca de Dios: “La oración pone al corazón en inmediato contacto con la Fuente de la vida, y fortalece los tendones y músculos de la experiencia religiosa.”1

El apóstol Pablo en la Biblia alude a esto. Les dice a los cristianos que la oración resulta en la paz de Dios, la cual guardará nuestros corazones (Filipenses 4:6–7).

La oración también nos capacita para resistir esas constantes tentaciones de hacer lo que sabemos que no debemos: “La oración de fe es el arma con la cual podemos resistir con éxito cada ataque del enemigo.”2

Así que la oración es importante, y se supone que es el medio de comunicación con Dios.

Pero no puedes ver a Dios. ¿Cómo, entonces, procedes a orar?

Cómo orar

Orar no es complicado. Elena de White lo describe como “abrir nuestro corazón a Dios como a un amigo”.3 Es posible que no podamos ver a Dios, pero Él está allí, escuchando, y se alegra de que le estemos dedicando tiempo para hablar con Él. Aunque al principio pueda parecer difícil, podemos ser vulnerables y honestos con Él.

Elena de White también dio algunas pautas básicas para la oración basadas en el ejemplo de oración de Jesús en Mateo 6:9-13, comúnmente conocida como el “Padre Nuestro”.

Ella resumió esta oración diciendo: “Nos enseña a allegarnos a Dios con nuestro tributo de agradecimiento, expresarle nuestras necesidades, confesar nuestros pecados y pedir su misericordia conforme a su promesa.”4

Ella animó a sus lectores a tomar el Padre Nuestro como una guía en lugar de algo para rezar palabra por palabra.

Aunque está bien hacer una oración memorizada a veces, hacerlo un hábito puede llevar a lo que Elena G. de White llamó “oración formal”. Ella escribió:

“La repetición de frases establecidas y habituales cuando el corazón no siente necesidad de Dios, es una oración de forma… Debemos tener sumo cuidado para que nuestras oraciones expresen los deseos del corazón y lo que realmente queremos decir”.5

Esto se alinea con lo que Jesús aconsejó en Mateo 6:7: “Y al orar, no hablen solo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras.” (NVI).

Podrías pensarlo de esta manera: cuando estás hablando con tu amigo, generalmente no dices las mismas palabras exactas. De manera similar, Dios quiere que pensemos en lo que estamos diciendo y que le hablemos sinceramente.

Dónde orar

A football player kneeling in prayer at a bench

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Las oraciones se pueden hacer en muchos lugares, tanto en privado como en público. Las oraciones privadas son aquellas que decimos solos, ya sea en nuestro dormitorio o en algún otro lugar lejos de otros. Hablaremos más sobre las oraciones públicas más tarde.

Elena de White dijo esto sobre la oración privada: “En la oración privada, todos tienen el privilegio de orar todo el tiempo que deseen, y de ser tan explícitos como quieran. Pueden orar por todos sus parientes y amigos. La cámara secreta es el lugar donde se han de contar todas las dificultades, pruebas y tentaciones particulares”.6

Cuando estamos solos, podemos hablar con Dios sobre nuestros secretos más oscuros y pasar tiempo especial con Él.

Elena de White reconoció que encontrar tiempo a solas puede ser un desafío. Pero Dios nos escuchará incluso si estamos pensando en oraciones mientras pasamos el día. Estos pensamientos son como mensajes rápidos enviados a Dios.

No siempre es necesario arrodillarse para orar. Cultiva el hábito de hablar con el Salvador cuando estás solo, cuando caminas y cuando estás ocupado con tu labor diaria”, dijo.

De manera similar, muchas personas en la Biblia oraban sobre la marcha, como el siervo de Abraham que pidió a Dios que lo guiara para encontrar esposa para el hijo de Abraham (Génesis 24:12-14).

En otras ocasiones, sin embargo, en la tranquilidad de nuestras habitaciones o en un servicio de adoración en la iglesia, podemos juntar las manos y cerrar los ojos para evitar distracciones. Algunos incluso pueden arrodillarse.

¿La razón de esto? Arrodillarse es una forma en la que nos humillamos ante Dios, reconociendo nuestra debilidad y Su poder como el Creador del universo. Elena de White dice: “Tanto en el culto público como en el privado, nuestro deber consiste en arrodillarnos delante de Dios cuando le ofrecemos nuestras peticiones”.7

Sin embargo, cuando nuestras oraciones son sinceras y fervientes, Dios escucha nuestras oraciones independientemente de nuestra posición o situación.

Condiciones para la oración respondida

Cuando oramos de acuerdo a la guía de Dios en la Biblia, podemos tener la seguridad de que nuestras oraciones son escuchadas y respondidas (1 Juan 5:14-15). Aquí hay algunas de esas pautas mencionadas por Elena de White y delineadas en las Escrituras. A veces ella se refiere a ellas como las condiciones para la oración respondida.

Fe.

Cuando oramos, Dios nos invita a tener fe en Él y en su disposición para responder nuestras oraciones. Al mismo tiempo, podemos confiar en que Él sabe lo que es mejor para nosotros.

“La oración de fe nunca se pierde, pero afirmar que siempre será respondida de la manera exacta y para la cosa particular que esperamos, es presunción.”8

“Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración.” (Mateo 21:22, NVI).

No aferrarse al pecado

Todos cometemos errores, pero la forma en que respondemos a nuestros errores es lo que marca la diferencia. ¿Nos aferramos a esos pecados, o vamos a Dios con corazones humildes?

Cuando oramos, el deseo de Dios es que tengamos esa actitud.

“Si toleramos la iniquidad en nuestro corazón, si nos aferramos a algún pecado conocido, el Señor no nos oirá: mas la oración del alma arrepentida y contrita será siempre aceptada.”9

“Pues no tenemos un Sumo Sacerdote [Jesús] que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:15-16, RV).

Reconociendo nuestra necesidad de Dios

Una clave para la oración efectiva es sentir nuestra necesidad de la ayuda de Dios.10

“Los que tienen hambre y sed de justicia, los que suspiran por Dios, pueden estar seguros de que serán saciados. El corazón debe estar abierto a la influencia del Espíritu; de otra manera no puede recibir las bendiciones de Dios.”

De manera similar, Salmos 145:18 nos dice: “El Señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan en verdad.” (NVI).

Perseverancia

En ocasiones en tu jornada de oración, puedes sentirte desanimado con oraciones que parecen no ser respondidas. Ahí es cuando entra la perseverancia; es elegir seguir adelante en oración incluso cuando sientes ganas de rendirte.

“Debemos orar siempre si queremos crecer en fe y en experiencia. Debemos ser “perseverantes en la oración.” “Perseverad en la oración, velando en ella, con acciones de gracia.”11

Efesios 6:18 está de acuerdo: “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (RV).

Orando según la voluntad de Dios

A girl reading a devotional and praying

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Dios responde nuestras oraciones de acuerdo a lo que es mejor para nosotros, no siempre a lo que pedimos. Por eso es importante que siempre busquemos Su voluntad cuando oremos por algo.

Es fácil orar por cosas que queremos o no queremos. Y aunque Dios nos ama cuando le pedimos peticiones, Él no es un amuleto de la suerte.

Él quiere que hablemos con Él porque lo amamos, no porque queremos algo.

Elena G. de White comenta sobre esto:

“Somos tan cortos de vista y propensos a errar, que algunas veces pedimos cosas que no serían una bendición para nosotros, y nuestro Padre celestial contesta con amor nuestras oraciones dándonos aquello que es para nuestro más alto bien, aquello que nosotros mismos desearíamos si, alumbrados de celestial saber, pudiéramos ver todas las cosas como realmente son.”.12

A veces Dios dice sí, a veces no, y a veces nos pide que esperemos. Él ve todo y sabe qué nos beneficiará más.

Reuniones de oración

Durante las reuniones de oración, las personas se reúnen en grupos pequeños para leer la Biblia, orar y animarse mutuamente. Pero Elena de White dio algunas advertencias sobre cómo orar durante estas reuniones.

Ella no quería que las agendas individuales se interpusieran en las bendiciones:

“Temo que algunos no presenten sus dificultades a Dios en oración particular, sino que las reserven para la reunión de oración, y allí eleven sus oraciones de varios días. A los tales se los puede llamar asesinos de reuniones públicas y de oración”.13

Las reuniones de oración están destinadas a ser momentos de crecimiento espiritual y apoyo para los creyentes, como describe Elena G. de White aquí:

“nuestras reuniones deben ser espirituales, sociales y no demasiado largas… Como en una familia unida, la sencillez, la mansedumbre, la confianza y el amor deben reinar en el corazón de los hermanos y las hermanas que se reúnen para ser refrigerados y vigorizados al juntar sus luces.”14

Elena G. de White reconoció que las oraciones largas tienden a ser más para mostrar y no son beneficiosas para la audiencia. Las oraciones cortas comunican lo mismo y brindan a todos la oportunidad de participar en una conversación sincera con Dios.

Orando por otros

Orar por otras personas se llama oración intercesora. “Hay a vuestro alrededor aquellos que sufren desgracias, que necesitan palabras de simpatía, amor y ternura, y nuestras oraciones humildes y compasivas.”, escribió Elena G. de White.15

Cuando otros enfrentan desafíos en sus vidas, podemos presentarlos delante de Dios en oración. No siempre tenemos que decirles que estamos orando por ellos, pero a veces puede animarles saber que están siendo orados.

Las personas que nos importan no son las únicas que necesitan oraciones. Nuestros enemigos también, como dice la Escritura en Mateo 5:44.

Ella estuvo de acuerdo. Habló sobre Job y cómo oró por sus amigos que le habían hecho daño:

“Cuando [Job] deseó fervientemente que se ayudara a las almas que habían pecado contra él, él mismo recibió ayuda. Oremos no solo por nosotros mismos sino también por los que nos han hecho daño y continúan perjudicándonos.”16

Dios ama y se preocupa por todos, incluso por aquellos que consideramos nuestros enemigos. Al orar por ellos, participamos en ese amor. ¡Y podríamos descubrir que nuestros sentimientos hacia ellos también cambian!

Oración y ayuno

El ayuno es una práctica espiritual que generalmente implica no comer durante un corto período de tiempo, una parte del día o un par de días, para poder buscar a Dios de una manera más enfocada. A menudo se combina con la oración en situaciones que requieren decisiones difíciles o mayor claridad mental.

Muchas personas en la Biblia, incluyendo a David, Nehemías, Ester y Pablo, ayunaron y oraron en circunstancias desafiantes (2 Samuel 12:1-23; Nehemías 1:4; Ester 4:15-17; Hechos 9:8-12).

Así es como Elena de White lo describe:

“Para ciertas cosas, el ayuno y la oración son recomendados y apropiados. En la mano de Dios son un medio de limpiar el corazón y de fomentar la buena disposición. Obtenemos respuesta a nuestras oraciones porque humillamos nuestras almas delante de Dios.”17

Observa que el ayuno no se trata de ganar el favor de Dios o de obtener respuestas rápidas. En cambio, nos ayuda a estar más abiertos a Su guía.

La oración y el ayuno es algo que las iglesias pueden hacer en grupo sobre un tema en particular, o algo que los individuos pueden hacer por sí mismos.

Además, el ayuno no siempre significa eliminar completamente la comida. Al alentar a las personas a ayunar y orar, Elena de White aconsejó: “Quizás no se requiera una abstinencia completa de alimento, pero debieran comer frugalmente de los alimentos más sencillos.”.18 Los alimentos simples, como las frutas, verduras, granos, legumbres y nueces que Dios creó, pueden ayudarnos a tener mentes más claras para enfocarnos en Dios en la oración.

Experiencia personal de Elena de White con la oración

Elena de White no escribió extensamente sobre su vida de oración personal. Sin embargo, este fragmento de una de sus cartas lo resume bien: “Ruego y oro para ser más como Jesús, para poder reflejar Su encantadora imagen. Cada vez más anhelo ser lleno de toda la plenitud de Dios.”19

En una ocasión, registró en su diario: “Desperté a las tres de la madrugada. Siento profundamente la necesidad de depositar mi alma indefensa en Jesucristo. Él es mi ayudador. Él es mi todo en todo. Soy débil como el agua sin el Espíritu Santo de Dios para ayudarme.”20

Como podemos ver, ella tenía una estrecha conexión con Jesús a través de la oración. Muchas de sus visiones ocurrieron durante o justo después de la oración también.

Ella oraba por sí misma, pero también pasaba muchas temporadas en oración por personas, especialmente por aquellos que necesitaban sanidad. Muchas veces, Dios respondía esas oraciones de manera milagrosa.21

Además, no era raro que Elena G. de White orara ante grandes congregaciones de personas, ya sea en servicios de iglesia, reuniones u otros eventos. El Centro White tiene una de sus oraciones públicas disponibles para leer.

Consejos para tu vida de oración

¿Cómo podemos hacer prácticos en nuestras vidas los principios de oración de Elena de White? Aquí hay algunas maneras simples:

  • Hazlo un hábito diario. Elena de White escribió: “La oración cotidiana es esencial para crecer en la gracia, y aun para la misma vida espiritual, así como el alimento físico es indispensable para el bienestar temporal.”22
    Intenta elegir un momento del día sin distracciones para orar. Puede ser solo 5-10 minutos, pero la consistencia es la clave.
    Además, habla con Dios a lo largo del día mientras realizas tus diferentes tareas. Elena de White y la Biblia llaman a esto oración incesante. No tenemos que orar cada segundo que estamos despiertos, pero cuando pensamos en algo, podemos decírselo a Dios.
  • Ora en voz alta. Cuando oramos en nuestra mente, puede ser fácil distraerse y olvidar lo que estábamos diciendo. Hablar en voz alta, incluso cuando nadie más puede escucharte, ayuda a mantener la concentración.
    Elena de White concuerda con esto cuando dice: “Aprended a orar en voz alta cuando únicamente Dios puede oíros.”.23
  • Sé sincero con Dios. Piensa en Él como un amigo que está ansioso por escuchar lo que hay en tu corazón. Puedes contarle acerca de tu día, tus preocupaciones, tus inquietudes, tus alegrías y mucho más.
  • Conviértete en intercesor. Haz una lista de personas por las que te gustaría orar y comienza a orar por ellos de manera regular. ¡Podrías sorprenderte de cómo Dios obrará en sus vidas!
  • Incluye alabanza y acción de gracias. A Dios le encanta escuchar nuestras peticiones, pero también podemos tomar un tiempo para apreciar todo lo que ha hecho por nosotros: “No oramos demasiado, pero somos demasiado parsimoniosos en cuanto a dar las gracias. Si la bondad amante de Dios provocase más agradecimiento y alabanza, tendríamos más poder en la oración”.24

Estas lecciones apenas rascan la superficie. A lo largo de las enseñanzas de Elena de White sobre la oración, encontramos reflejos de los principios de la Biblia y el hilo de buscar a Dios de una manera más profunda.

Jesús es nuestro amigo, y Elena de White nos anima a que le contemos todo lo que hay en nuestros corazones.

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Páginas relacionadas

  1. White, Ellen G., Gospel Workers, p. 255. []
  2. White, Ellen G., Selected Messages, book 1, p. 88. []
  3. White, Ellen G., Steps to Christ, p. 94. []
  4. White, Ellen G., Prayer, p. 290. []
  5. White, Ellen G., From the Heart, p. 23. []
  6. White, Ellen G., Testimonies for the Church, vol. 2, p. 182. []
  7. White, Ellen G., Prophets and Kings, p. 48. []
  8. White, Ellen G., Testimonies for the Church, vol. 1, p. 231. []
  9. White, Ellen G., Steps to Christ, p. 95. []
  10. Ibid. []
  11. Ibid., p. 97. []
  12. White, Ellen G., Prayer, p. 102. []
  13. White, Ellen G., Testimonies for the Church, vol. 2, p. 477-478. []
  14. White, Ellen G., Prayer, p. 184. []
  15. White, Ellen G., Sons and Daughters of God, p. 274. []
  16. White, Ellen G., Prayer, p. 244. []
  17. White, Ellen G., Medical Ministry, p. 283. []
  18. White, Ellen G., Counsels on Diet and Foods, p. 188. []
  19. White, Ellen G., “Letter 13,” December 13, 1850. []
  20. Burt, Merlin D, “The Prayers of the Lord’s Messenger,” https://www.adventistworld.org/the-prayers-of-the-lords-messenger/. []
  21. White Ellen G., “Letter 8,” June 1, 1849; “Letter 12,” 1850. []
  22. White, Ellen G., Daughters of God, p. 81. []
  23. White, Ellen G., Our High Calling, p. 130. []
  24. White, Ellen G., Prayer, p. 87. []

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